La vida es bella es una película de 1997 dirigida y protagonizada por Roberto Benigni. Ganadora de tres Oscar por Mejor banda sonora, Mejor actor y Mejor película extranjera, la película está basada en el libro Al final derroté a Hitler, de Rubino Romeo Salmoni. Como curiosidad, la película está co-protagonizada por Nicoletta Braschi, la mujer de Benigni.
Nos situamos en el año 1939, el año en el que se termina la época de
entreguerras y empieza la segunda guerra mundial. Una época
caracterizada por los totalitarismos como el Fascismo italiano.
La película La vida es bella la podríamos dividir en dos partes muy
bien diferenciadas: Una primera en la que hay un cruce entre comedia y
romanticismo, y una segunda en la que domina la crudeza de la Italia
fascista en la segunda guerra mundial y sus consecuencias para los
judíos.
En la primera parte, nos encontramos Güido, un joven que llega a
Arezo, un pueblecito de Italia. Güido se instala en casa de su tío, y se
pone a trabajar en su restaurante. Allí con su encanto y artimañas,
entablará una relación con un médico que posteriormente estará al
servicio del ejercito nazi.
Güido se enamora profundamente de Dora una joven maestra de Arezo.
Con sus estratagemas y hábiles cortejeos consigue conquistarla, se casan
y tienen un hijo llamado Josué. Por aquel entonces, aparecen las
primeras actuaciones de los fascistas contra los intereses judíos.
A partir de este momento empieza la segunda parte de la película,
Güido, es propietario de una librería que será el objetivo de los nazis.
Ante la invasión alemana, todos los judíos son deportados a campos de
concentración y entre ellos Güido, Josué y a su tío utilizándolos en
mano de obra para fábricas de armamento.
Dora, la mujer de Güido no es judía, pero no permite que la separen
de su marido y su hijo y exige a los soldados que paren el tren y sube.
Aquí empiezan las escenas más dramáticas de la película pero el
director y actor, con gran habilidad, logra ocultar el dolor, las
angustias y miedos de los judíos.
De camino hacia el campo de concentración, Güido con su
extraordinario carácter engaña basándose en mentiras a su hijo Josué
para que no sea consciente del lugar hacia donde se dirigen. Haciendo
uso una vez más de su ingenio, consigue que su hijo se tome aquella
deportación como un juego en el que deben ir acumulando puntos para
ganar el magnífico tanque, con el que tanto soñaba.
Los militares nazis separan a hombres y mujeres, “eliminando” a todos
aquellos que no les son útiles: niños, ancianos, enfermos...
A Josué no le gusta nada aquel lugar, no puede salir a jugar, pasa
hambre, quiere ir con su madre... ; pero de nuevo la fuerza de la
imaginación del padre logra que Josué se siga tomando aquello como un
juego.
Una noche, Güido se encontró con aquel militar nazi que conoció
cuando trabajaba en el restaurante. Le pide ayuda y éste le pide que
trabaje como camarero en una fiesta que iban a organizar los grandes
mandos militares del campo. Güido accede y a partir de este momento es
cuando las esperanzas de salir de aquel lugar empiezan a surgir. El
protagonista a la noche siguiente se prepara para la cena y aprovecha a
llevar a su hijo con él y sentarlo en la mesa de los niños para que por
un día coma bien.
Una noche se observa un gran revuelo en el campo: hogueras en el
patio, disparos discriminados, carreras, camiones arriba y abajo... y
Güido imaginándose que todo aquello es fruto de la retirada de los
alemanes, la entrada de los aliados y por lo tanto, el fin de la guerra,
esconde a su hijo
diciéndole que no salga de aquel lugar hasta que no oiga ni un ruido.
Una vez su hijo a salvo de los militares, Güido se va en busca de Dora,
pero no logra encontrarla y es atrapado y fusilado por los alemanes.
A la mañana siguiente, después de desaparecer todas las fuerzas
nazis, empezaron a surgir todas aquellas personas que habían estado
escondidas durante toda la noche para así poder salir de aquel lugar y
dirigirse hacia sus casas. Josué siguiendo las advertencias de su padre,
cuando ya no se oía nada, salió con cuidado de aquel lugar en el que
había estado escondido durante toda la noche y lo primero que vio es un
gran tanque, que se dirigía a él. Su padre no se equivocaba, ellos
habían ganado “el premio” y en el camino de vuelta a casa subido a “su
tanque” encontró a su madre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario